Carlos García ya debe estar rezándole a todos los santos porque no hay señales de Feria que valga la pena.

Ni el empresario más astuto ni el inversionista más audaz podrían organizar una buena Feria en menos de 15 días.

Si algún incauto se animara a organizar la Feria de Silao, no tendrá tiempo para generar un paquete atractivo de eventos. Ni siquiera una buena exposición de chivos y vacas se podría organizar bien en menos de una semanas, y al Presidente Municipal se lo está comiendo el tiempo (tal vez por eso se vea cada vez más desganado y apático, totalmente apagado).

El Alcalde morenista se encuentra atascado en un atolladero políticamente peligroso y solo un milagro podría salvarlo.

Si no hay Feria que valga la pena, el ex panista estaría perdiendo sus últimas décimas de confianza ciudadana. En caso de que sí haya Feria y sea demasiado mala, Carlos García ya no tendría de dónde agarrarse para sobrevivir ante una carretada de cachetadas políticas. Por dondequiera que se le vea, está más frito que mojarra en aceite. No tiene control ni voz de mando, cualquier episodio negativo lo frena en seco.

Tal vez tenga planeado pedirle apoyo al empresario Ricardo García Oseguera para montar una Feria de la noche a la mañana o quizá tenga una gran sorpresa guardada para cautivar a la ciudadanía silaoense. Pero su desgaste político es mucho más grande que la suma de sus esfuerzos para tratar de echarse la reelección a la bolsa. Ya no tiene oportunidad (ni vergüenza).

Si no hay Feria que valga la pena, el ex panista estaría perdiendo sus últimas décimas de confianza ciudadana.

Quiso echarle la bolita al regidor morenista Johnny Valdovino, pero se supone que el ingeniero Carlos es el capitán del barco y es el principal responsable de ofrecerle un buen festejo al «pueblo bueno y sabio» que votó por él.

Al interior del Ayuntamiento no hay voluntad ni claridad para trazar rutas de acción que conduzcan a una propuesta ferial que sea viable y llamativa. Y la ciudadanía ya sabe que Carlos García no tiene vergüenza y, hoy por hoy, no tiene plataforma para organizar una buena Feria.

¿A poco el kamikaze Miguel Sustaita lo iba a salvar? Claro que no, porque Sustaita es panista y fiel seguidor de Guillermo Aguirre júnior.

Lo que hasta ahora se sabe tiene menos luz que una velita de las que se usan en un pastel de cumpleaños: solo se tiene contemplado un día de verbena en la alameda (el martes 25, día del santo patrono Santiago Apóstol) y uno que otro evento de relleno.

En conclusión, ese sobadísimo tema de la Feria de Silao volverá a ser un fiasco. Si Carlos García no ha podido explicar en qué se gastó los 8 millones autorizados para organizar la edición 2022 de la Feria en la unidad deportiva de Baillères, mucho menos podrá organizar una mejor versión que no deje tantas dudas y decepciones como la pasada.

La gestión de Carlos García se ve cada vez más sombría y su papel como Alcalde por segunda ocasión en su carrera ha sido tan decepcionante como la mentira del teleférico y tan indignante como el presunto desvío de los 4 millones de pesos o la cruel matanza de perros, ambos casos encubiertos por el desgastado García. Si el Expo-Parque Bicentenario (con casi 20 años de existencia) no puede jalar gente, menos un teleférico sin servicios turísticos ni hoteles.

Tanto la Feria como el Alcalde de Silao son un fiasco.