“Llevar el amor a otro nivel, acariciarte hasta que duela la piel”. Ésa es una de las consignas que “El cantautor de la calle” lanza como si fuesen los pétalos de las rojas malvas que decoran el patio donde comparte sus inicios como trovador callejero, como declamador poéticamente irreverente.
Originario del barrio La Piedad y hoy vecino de la colonia Los Ángeles, el compositor silaoense de 44 años acaba de presentar una compilación titulada “Poemas de la calle”, con prólogo del poeta Santiago Sotelo e ilustraciones del pintor Juan Gerardo Velázquez. En el poemario-cancionero de 74 páginas, Jesús Espinoza invita a soldar emociones descoyuntadas, amasando palabras a manera de pan. Al menos así lo verbaliza entre cada canción interpretada al sonoro rugir del amor, recordando sus primeros pasos en el mundo de la composición y viéndose a sí mismo como un laboratorista que experimenta con notas musicales desde hace más de 20 años.
“El cantautor de la calle” puede pasar del bolero fugaz a la balada ranchera y del rock acompasado o la trova modernista a la poesía musicalizada que obtiene imágenes de las pisadas por terrenos baldíos, de las visitas a los mercados y de las idas y vueltas entre cantinas, fondas y mesones. Toda su inspiración, dice, está en la calle. Y todos los personajes de sus composiciones salen de ella: el vendedor de globos, pasajeras pasiones, el juglar de banqueta y todo cuanto proclame el sentir popular con tan sólo verlo.
“Encontró en el hábitat ordinario del cotidiano transitar, en esas calles de tierra o asfalto donde el pueblo camina, la fuente de inspiración para la creación literaria”, describe Santiago Sotelo sobre la esencia del Jesús que está en la cruz formada por los maderos llamados sentimentalismo y folclor.
“Poemas de la calle” es un exhibidor de 23 piezas poéticas y 5 canciones, es un hijo editorial de la Red Estatal de Tertulias Literarias Guanajuato y es el primer gran logro de Espinoza en el pecaminoso oficio de ser poéticamente irreverente.