Al oír a José Alfredo, se puede uno deleitar con muchas de las letras de sus canciones —dice el doctor Armando Gómez Villalpando—, ya que en ellas palpitan líneas que describen singularmente, y le dan el debido peso existencial, a vivencias personales significativas. Es, por lo tanto, el intérprete de los adentros.

José Alfredo a los 7 años en su natal Dolores (1933).

“¿Por qué pegan tanto las canciones de José Alfredo?”, pregunta, “Porque sus canciones llegan a mover nuestras emociones más profundas, aquellas que tenemos tan adentro que no nos atrevemos a mostrar”.

Respecto a la dimensión musical del compositor y cantante de Dolores Hidalgo (1926-1973), Gómez Villalpando, el autor del libro “José Alfredo, el poeta”, señala que sus canciones no se ubican dentro de una sola línea.

“Aunque originalmente se situaron dentro de la música popular ranchera, se han grabado en casi todos los géneros contemporáneos; tiene más de mil intérpretes y existen más de 10 mil versiones de sus temas”, dice el estudioso de la obra josealfrediana.

“La música ranchera, y de manera particular José Alfredo con ella, llegó a configurarse como un estereotipo mitológico y emblemático de la nacionalidad mexicana, en un símbolo étnico-musical, un género melódico hecho insignia nacional”, agrega. Por lo tanto, el cantante dolorense es la culminación del desarrollo del género.

Entre los rasgos que caracterizan las composiciones de José Alfredo, enumera la sensibilidad urbana, la desbordante emotividad, la alta cuota de dramatismo y el realismo catártico, es decir, las expresión de dramas internos, sinceros y creíbles.

El doctor Gómez Villalpando menciona que la situación estética óptima para la degustación de las canciones de José Alfredo Jiménez es la de escucharlo, de preferencia, en una cantina, con música en vivo, y con varias copas entre pecho y espalda.

Lola Beltrán y José Alfredo Jiménez.

“José Alfredo encarna al héroe-artista, inspirado y melancólico, herido por la historia pasada y su peso actual se inserta en la mitología más profunda del imaginario nacional como fantasma ejemplar de ese espejo negro en el que tantos mexicanos constatan y toman con resignación el destino inducido”, sintetiza.

PARA LEER MÁS:
“José Alfredo, el poeta”
Gómez Villalpando, Armando
2014

Gracias a su creatividad, compuso una obra que día con día tiene más popularidad.
Nunca supo tocar instrumento musical alguno y acostumbraba silbarle la melodía al arreglista Rubén Fuentes.