Es justo en la esquina de Pino Suárez y Guerrero donde se ubica uno de los centros botaneros más antiguos y placenteros del Bajío y de Silao. Desde hace 118 años, allí se degustan las botanas avinagradas más deliciosas que puedas probar.

Fue fundado en 1902 por don Leopoldo Valderrama

Se trata del famoso bar “Botanas Don Raulito”, un lugar que se caracteriza por las cervezas que van acompañadas de cacahuates, ajos, trozos de queso, jícamas, xoconostles, papas y otras delicias sumergidas en vinagre.

Tapizado de fotos que rinden homenaje al deporte local y al gozo de ser silaoense, el bar tiene el encanto del Silao preindustrial, del Silao de las calles empedradas y los trenes. Por allí anduvieron Joaquín Pardavé o, más hacia acá, Robert Alexander Kalish, conductor del programa televisivo “Gringo en México”.

Tratar de recordar rostros, momentos y referencias importantes de la vida social de Silao y hablar plácidamente sobre ello es uno de los motivos que hacen de este bar uno de los más interesantes en varios kilómetros a la redonda.

Todo un clásico entre los clásicos.

Está, por ejemplo, esa foto de Javier Solís con el beisbolista “Pato” Hernández, una postal pocas veces vista de Cristo Rey, o qué se puede decir sobre la estampa en grises de la primera generación de la escuela secundaria “Miguel Hidalgo”, la más emblemática de la ciudad. La tertulia, por más que se quiera cortar, parece no tener fin. Hay futbolistas, beisbolistas y ciclistas enmarcados que dan tema para varios litros de plática.

El bar, enclavado en el primer cuadro de la ciudad, fue fundado por don Leopoldo Valderrama en 1902. Empezó como tiendita de abarrotes y, poco a poco, fue tomando la forma que actualmente conocemos. Hacia mediados del siglo XX alcanzó el auge que hoy —a pesar de los relevos generacionales— sigue tan vigente como aquella vez que llegó Manuel de Jesús Clouthier a pasar un buen rato. Por allí han pasado celebridades de todos los tamaños y contextos: deportistas, buenos conversadores, conductores de tv, políticos y un larguísimo etcétera que ha empapado sus ideas a base de cerveza especialmente preparada con esa maestría que no se ve en cualquier otro lado.

El conductor del programa “Gringo en México” tomó en cuenta el bar en el retrato televisivo que hizo de los aspectos más importantes del patrimonio silaoense.

Tras la partida terrenal de don Polo, don Raulito, su nieto, se hizo cargo del multicitado negocio, identificado desde hace más de medio siglo con ese diminutivo. Don Raúl, docente en la secundaria “Miguel Hidalgo”, supo darle ese toque maestro que —a tantos años de distancia— sigue sabiendo a buenos ratos. Raulito falleció hace 5 años, sin embargo, el espíritu de buen servicio allí ha permanecido como marca indeleble.

“Una de las grandes claves ha sido recibir a la gente con muchísimo gusto, con mucho agrado, porque gracias a nuestros clientes hemos podido seguir adelante”, dijo don Rogelio Guerrero, quien se mantiene al frente del negocio como el ‘genio de la botana’.

Beberse allí una cerveza y maridarla con cualquier entremés almacenado en vitroleros es todo un clásico entre los clásicos. Es, en pocas palabras, una chulada silaoense.

La foto en grises de la primera generación de la escuela secundaria “Miguel Hidalgo”.
Es un lugar para pasársela a gusto.
Javier Solís y el silaoense “Pato” Hernández.
Las paredes están tapizadas de fotos que rinden culto al ser silaoense.