Empleados del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Silao (SAPAS) se inconformaron por la actitud que asumió el director general, Mario López Remus, ante el caso de hostigamiento y agresión física que sufrió una trabajadora del organismo.

Hartos del encubrimiento, los trabajadores exigieron que el director general “tenga el valor suficiente” para tomar la decisión de remover al supuesto causante de violencia, debido a que se mancha el nombre de la institución y se deja en estado de vulnerabilidad al personal femenino, además de incurrir en la revictimización de la joven agredida por el “protegido de Remus”.

LÓPEZ REMUS cobijó al presunto agresor, a pesar de todos los señalamientos que existen por el caso de violencia física y emocional que afectó a una trabajadora del Sistema de Agua Potable.

Acusaron a López Remus de brindarle “protección especial” a Jorge Briseño, quien ha sido señalado por gran parte de la plantilla laboral como el presunto agresor. Tanto el área de Recursos Humanos como la Dirección de Desarrollo Institucional han guardado silencio, a pesar de que se trata de un asunto delicado que implica violencia emocional y física en contra de una mujer.

Según las quejas de los trabajadores del SAPAS Silao, López Remus decidió darle una licencia de dos meses con goce de sueldo al presunto agresor para “hacerle creer a la gente que nada pasó” e ir disipando la serie de acusaciones que pesan sobre Briseño, quien se desempeña como el encargado del área de Comunicación del organismo, sin tener experiencia previa ni capacidades probadas para tal encargo.