A pesar de que prometió reforzar el trabajo policial desde el primer día de su gestión, el alcalde Carlos García presentó al nuevo titular de Seguridad Ciudadana hasta la quinta semana de su Administración. Tardó 36 días en presentarlo.
Presionado por la opinión pública, el Alcalde silaoense recicló a un vieja carta del panismo en materia de seguridad.
Se trata de Felipe Hernández, quien fue director de Seguridad Pública durante la Administración del panista Jorge Galván, entre octubre de 2006 y julio de 2008. De julio de 2021 a septiembre de 2021, se desempeñó como instructor de la Academia Metropolitana de Seguridad Pública de León, y de febrero de 2017 a marzo de 2021 como coordinador de prevención y seguridad en el campus León de la Universidad de Guanajuato (UG).
“Ofrezco mejorar las condiciones de seguridad del municipio; mejorar la percepción de los habitantes y visitantes, a través de la implementación de estrategias de supervisión, uso de tecnologías de seguridad y mejora continua de los controles y procesos internos, integrando marcos de gestión de gobernanza que permitan contar con servicios que disminuyan la posibilidad de amenazas externas e internas”, prometió el nuevo funcionario en su currículum.
La columna política Yerbamala del periódico Correo ya había revelado el nombre del nuevo titular desde el miércoles 29 de septiembre de este mismo año.
“A los alcaldes morenos, de Salamanca, César Prieto, y de Silao, Carlos García, ya les dijeron que la secretaria de Seguridad federal Rosa Icela Rodríguez, será su hada madrina, aunque en Silao ya hablan de Luis Felipe Hernández”, citó la columna.
A Felipe Hernández se le recuerda por el robo del Niño Dios que reposaba sobre el pesebre del jardín principal, en diciembre de 2007.
Así lo describió la columna Rosa de los Vientos el 15 de septiembre de 2015:
«La medalla de oro de la delincuencia de un director de la Policía la ganó Felipe Hernández, quien se tomó la libertad de robarse la camioneta de su patrón, el alcalde del municipio, Jorge Galván, del PAN. En ese tiempo, había show en el pueblo porque le robaron el Niño Dios al comandante Felipe Hernández y le asaltaron el ACREMEX que estaba a sólo cincuenta metros de su cuartel (cuando la sede de la Policía estaba en el centro)».
