El secretario de Ayuntamiento, Rogelio Santoyo, no cuenta con la formación deseable para el óptimo desempeño del cargo.

Según la descripción del puesto, una de las funciones básicas del Secretario consiste en apoyar al Presidente Municipal en brindar la adecuada orientación legal a las áreas que integran la administración pública municipal, pero Rogelio Santoyo no es abogado.

Entre las aptitudes que preferentemente debe tener un Secretario de Ayuntamiento sobresale el contar con herramientas para desahogar asuntos relacionados con el derecho constitucional o el derecho municipal, sin embargo, Santoyo estudió contaduría pública.

Cava Santoyo un hoyo en el Cabildo.

En los términos de ley, el Secretario debe vigilar que se den a conocer, a quienes corresponda, los acuerdos del Cabildo y del Presidente Municipal, autentificándolos con su firma.

También tiene bajo su responsabilidad la sistematización del archivo del Ayuntamiento y supervisar las tareas que realiza la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

Entre otras cosas, al Secretario le corresponde citar por escrito a las y los integrantes del Ayuntamiento a las sesiones de Cabildo, generando el orden del día para cada
sesión; estar presente en todas las sesiones de Cabildo con voz informativa, compartiendo los antecedentes necesarios para el mejor desarrollo de los negocios que se deban desahogar; y levantar las actas al término de cada sesión y recabar las firmas de las y los ediles presentes.

Sin perfil jurídico, Rogelio Santoyo no ha demostrado capacidad suficiente para auxiliar al Presidente Municipal durante las sesiones de Cabildo e incluso ya convocó a una sesión extraordinaria y privada, algo imposible en la vida municipal. Tampoco se percató de que se necesitaba la mayoría calificada como requisito indispensable para solicitar un adelanto de recursos económicos por 35 millones de pesos. Ni él ni sus asesores

Santoyo. Cuestionado.