El morenismo silaoense adoptó como sus “cartas fuertes” a los residuos del priismo más rancio y trasnochado.

Por ejemplo, el consejero priista del SAPAS, Ángel Dimas, pretende ser el “cachorro consentido” de Carlos García. Y ya casi logra serlo, gracias a la obediencia y la docilidad que aprendió en la CTM, el brazo obrero derrotado del PRI.

Aunque Carlos García está hundido en el fango del desprecio por la acusación de presunto acosador, tiene fieles vasallos que le siguen el juego de la doble carátula política: aparentar ser bien portado en el día y portarse como el mismo diablo en la oscuridad.

El consejero priista del SAPAS, Ángel Dimas, pretende ser el “cachorro consentido” de Carlos García. Y ya casi logra serlo, gracias a la obediencia y la docilidad que aprendió en la CTM, el brazo obrero derrotado del PRI.

Con el apoyo de viejos militantes del PRD y los perfiles más degradados del morenismo silaoense, el priista DIMAS busca meterse entre el padrón original de MORENA como “virus invasivo” que carcome sigilosamente las venas del partido guinda, al que se ha propuesto gangrenar con las malas y peores costumbres del sindicalismo cetemista charro del Estado de México, de donde provienen muchísimas caras de la invasión política que devasta al morenaje silaoense.

A DIMAS no le queda de otra más que invadir a MORENA por la mala, pues el PRI está más muerto que su deseo de sobresalir entre la “basura política” que MORENA recolectó en el proceso electoral de 2021, recogiendo residuos del priismo, del PRD e incluso del PAN, su peor enemigo en estos momentos.