Carlos García encabezará la ceremonia para conmemorar el 217 aniversario de Benito Juárez, ya como parte de la secta masónica que presume asesorarlo para sacarlo del bache en el que se encuentra hundido.

Según fuentes de la misma masonería, los falsos masones que lo asesoran ya lo iniciaron en los “trazos” de falsa “sabiduría” y aparente “pureza” que presumen poseer como regalo del máximo “Arquitecto del Universo” (la deidad a la que rinden tributo en sus rituales inventados para “impresionar”).

A Juárez se le considera el máximo héroe de la masonería mexicana por haber impulsado las Leyes de Reforma, las cuales echaron por tierra diversas restricciones que imponía la Iglesia católica (en México, por ejemplo, no se podía practicar otra religión que no fuese el catolicismo).

Aunque egresó de una escuela de élite, a Carlos García lo domina la superstición.

Lo ridículo del caso no es el falso “poder curativo” de los masones “plastificados”, sino la adopción del panista y ultracatólico Carlos García por parte de una secta que se declara enemiga de todo lo que huela a curas y hostias. El yunquista Carlos García ahora se declara sirviente masónico de mandil y dos columnas. Nada más ridículo y falso en pleno siglo XXI.

Aunque los falsos masones aseguran tener la “verdad revelada” ante sus pies y el “sacro remedio” ante todos los problemas habidos y por haber, Carlos García no halla la salida y ni siquiera sabe cómo resolver su propia crisis.

En conclusión, al ingeniero que no deja de presumir su paso por el Tec de Monterrey lo controla el pensamiento mágico y lo domina la superstición. Y así se dedica a gobernar Silao.