Ante su cero nivel de pregnancia y luego de los escándalos nepotistas de su regidora Virginia Chacón, MORENA no tiene de otra más que reciclar residuos del PAN para poder enfrentarse a la muralla azul. Hasta hoy día, los ex panistas Juan Antonio Morales Maciel y Carlos García Villaseñor son los dos prohombres enlistados rumbo al combate electoral de 2021, sin embargo, la manía de empanizar a MORENA ya provocó fisuras y enconos que van de la clásica rasgadura de vestiduras a los reclamos insolentes e hirientes. José Luis Araujo, por ejemplo, está dispuesto a desertar en caso de quedar eliminado como aspirante morenista al cetro municipal e igualmente asumen esa postura los militantes que, casi en el papel de apóstoles, se dedicaron a construir el partido con pequeñas piedras, como Luis Arturo Méndez Montelongo, José Corralejo Alamilla y Marcelino Rayas Meza, entre otros.

El ex panista Carlos García (derecha) en una visita de López Obrador a León.

Con el ya no tan desconocido Ricardo Ernesto García Oseguera como su candidato, el morenaje muy apenas pudo alcanzar por sí mismo la raquítica cuota de casi 3 mil votos en el 2015, frente a los 19 mil 911 del panismo, curiosamente representado entonces por el ahora pseudo-morenista Morales Maciel. Para la siguiente contienda, en el 2018, el ex panista Carlos García Villaseñor, profundo admirador de Miguel Márquez Márquez, elevó la cuota morenopanista a 14 mil 275 sufragios, sin contar las pequeñas aportaciones del Partido del Trabajo y de Encuentro Social, dos satélites holgazanes que nada o muy poco hicieron en los asuntos comiciales. Ambos cómplices partidistas sólo sirvieron de amortiguador para evitar que las bases fundacionales de MORENA se lanzaran a boicotear la postulación de García.

Luego de este breve análisis contextual, se pueden esbozar 3 posibles escenarios para el morenismo, hoy por hoy dividido en diversas tribus heterogéneas, dadas las diversas procedencias políticas de sus integrantes:

  1. Candidato ex panista y desbandada

    En el universo de las hipótesis morenistas, una de las versiones más populares deja a Morales Maciel jugando, en gran medida y a la defensiva, dentro de un mapa de comunidades rurales en disputa. Si bien aún se percibe viable su candidatura por el influjo de Ricardo Sheffield Padilla, su accionar hacia el núcleo de MORENA es cada vez más limitado por la presión que ejercen morenistas broncos ante la intromisión de ex panistas e incluso de panistas en activo. La imposición de Maciel provocaría, sin chistar, una confrontación canibalista entre bandos y vendría la desbandada de militantes hacia chiquipartidos con climas más agradables.
  2. Reciclaje de Carlos García y acumulación de basura

    El escenario más inestable en el mapa electoral de MORENA sería llevar al ni tan ex panista Carlos García como candidato por segunda vez consecutiva. Luego de ventilar los supuestos actos de nepotismo y excesiva permisividad de la regidora Virginia Chacón, el ex Alcalde de Silao (2000-2003) perdió gran parte de la confianza que algunas hordas lopezobradoristas depositaron en él. El ex Presidente Municipal de Silao apostó mucho por la acumulación de residuos políticos, como la adhesión de su ahora rival Virginia Chacón, la participación de Félix Durán o la reciente incorporación del ex priista Nicolás Vela. Pero no todo está perdido para Carlos. Tiene dos caminos claros y plausibles hacia la postulación: UNO: Reaparecer como reclutador petista en la inauguración de la oficina del Partido del Trabajo, para replicar la misma estrategia de posicionamiento intravenoso de 2018, cuando los morenos de auténtica cepa intentaron bloquearlo, y DOS: Seguir bajo el cobijo de Ricardo Ernesto García Oseguera e hilvanar conexiones con ciertas células del panismo que rechazan la continuidad del alcalde Toño Trejo. Y es tal vez donde el ex diputado Mario López Remus esté trabajando con más ahínco de manera sediciosa y silenciosa.
  3. Cualquier otro personaje morenista emerge como candidato

    El escenario más riesgoso para MORENA es optar por cualquier otro que no sea un ex panista. Eso implicaría retroceder en el tablero de serpientes y escaleras con descensos más que calamitosos en porcentajes de comportamiento votacional. Si bien representa lo políticamente más saludable, desechar a los ex panistas ya ubicables resulta lo electoralmente menos rentable. En términos de previsión y preciación, Morales Maciel y Carlos García caminan parcos y tranquilos hacia la definición de la izquierda pragmática que recicla cartuchos de la derecha instrumentalista.
Morales Maciel (al centro), aún en su faceta panista.
José Luis Araujo, al pie del máximo símbolo de la derecha en tierra cristera.
Ricardo García Oseguera presume su cercanía con López Obrador.
Carlos García en un evento presidido por Miguel Márquez.