El ex regidor José Nicolás Ávila vuelve por sus propios fueros al escenario político, con el claro objetivo de ser el abanderado panista por la Presidencia Municipal de Silao.
Es un ingeniero experimentado en los terrenos de la complejidad. Fue regidor durante el mandato de Juan Roberto Tovar, entre 2009 y 2012, y se ganó el cargo de director en el área de Servicios Públicos durante la gestión de José Antonio Trejo, entre 2015 y 2018.
Nicolás tiene todo, menos miedo. Y vaya que su regreso como aspirante sorprendió a todos los grupos y a todas las corrientes del PAN.
Otro de los que aspiran a la candidatura del PAN a la Presidencia Municipal es Xava (o Chava) Tovar, un perfecto desconocido ante los ojos de la militancia y de la ciudadanía.
En sus ya casi tres años como diputado federal, nada o casi nada se sabe de este personaje barbado que solo se ha dedicado a desperdiciar las fortalezas que ofrece el simple hecho de ocupar la curul del distrito nueve (Irapuato y Silao).
Y sus raquíticos números así lo demuestran: cero iniciativas para Silao, cero propuestas para Irapuato. Ha dejado que la pura inercia construya su imagen, una imagen más cercana al olvido y cada vez más lejos de la trascendencia.
No tiene staff de posicionamiento público. Y si acaso lo tuviera, parece que ni lo tiene, porque ni suena ni lo identifican. Es un perfecto desconocido.
Diputado federal por suerte y no por trabajo tierra, Xava Tovar jamás le ha mandado un agradecimiento a Jorge Romero, el titular original de la diputación que hoy ocupa, y tal vez nunca lo mande saludar, porque el joven irapuatense, yerno del ex alcalde Jorge Estrada Palero, fue encarcelado por abuso sexual.
Si el joven Romero no estuviera en la cárcel, Xava no sería diputado. La diputación le tocó por pura suerte.
Fuera del hermético y elitista círculo del PAN, a Xava nadie lo conoce ni lo ubica. Y solo un pequeño grupo de chavitos lo anima a lanzarse como aspirante a ganar la candidatura blanquiazul a la Presidencia Municipal, siempre con halagos detrás de la nuca y una que otra palmadita sobre la espalda.
Y de Memo Aguirre mejor ni hablamos. Cuando fue diputado no hizo gran cosa por Silao, se olvidó por completo del municipio y echó en saco roto todas las peticiones de apoyo que se le hacían llegar. Fue un diputado huevón en toda la extensión de la palabra.
Ahora solo trata de ganar adeptos, tomándose fotos cuando come tostadas y repitiendo frases sacadas de libros o podcasts de autoayuda. Memo, en pocas palabras, es un fiasco.
